Por eso a Ti Macarena, tallada en jardín de brisas con las gubias celestiales del dolor y la sonrisa, te hicieron la Soberana de las legiones divinas, te coronaron de estrellas, te proclamaron Bendita, y te bajaron los ángeles para dejarte en Sevilla. Por eso reinas habrá, pero como Tú, ¡Ninguna!»
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